¿Qué es dios? ¿Quién es Dios?

Definir dios es una tarea intelectual casi imposible. Estamos ante unos de los conceptos humanos más
escurridizos o evanescentes. Dios es inefable, por tanto, Dios es. Y punto. Da lo mismo que lo
utilicemos en mínúscula o mayúscula, como nombre común o propio, en singular o plural, en masculino o
femenino.

La deidad o deidades tienen naturaleza divina, algo sagrado, un no sé qué que las diferencia
sustancialmente de todo lo existente y pensable. Sin embargo, aunque no haya respuestas
convincentes, cúal es la pregunta correcta: ¿qué es dios o quién es Dios? ¿Es una cosa
peculiar, idea, concepto, principio o es un ser, personal o no, con atributos individuales y únicos?
Comparando grosso modo todas las culturas o civilizaciones que han sido o son en la Historia grande, la
palabra dios remite casi de modo automático a lo invisible e inaccesible. ¿Es un producto de la
mente o subconsciente humanos? ¿Puede ser una proyección de los miedos ancestrales de los
hombres y mujeres de todos los tiempos ante la inmensidad del Universo?

El hogar de los dioses está en innumerables lugares: el cielo, el infierno, el inframundo, en las
profundidades telúricas del mar, en las altas montañas, en los bosques impenetrables. Cualquier hogar es
un buen sitio para que los dioses vivan a sus anchas.

Eso sí, un denominador común de todos los dioses es que los humanos han de ganarse sus favores de
distintas maneras, todas ellas bajo un sacrificio que mitigue las iras divinas. Es la vía de comunicación
más utilizada por los humanos para conectar con los dioses. Otras son las oraciones, los trances, los
sueños, los rituales y la liturgia.

Además de dioses únicos, dioses supremos y dioses menores, la figura del semidiós emerge como un
ente a medio camino entre la humanidad y lo divino. Los semidioses (santos y santas, héroes, profetas,
chamanes, reyes y emperadores y advocaciones diversas) son entes mixtos, la mayoría de las veces
nacidos de la unión marital entre un dios y un humano, que también atesoran un poder especial entre las
gentes de distintas culturas. Y son venerados con extraordinaria devoción.

Faraones egipcios y emperadores romanos y japoneses fueron dioses vivos de carne y hueso.

Hay dioses masculinos, femeninos, hermafroditas y sin género, aunque lo masculino abunda más, tal vez
por la preeminencia social, política y económica de los hombres desde épocas inmemoriales.

Dios es brillo intenso, resplandor que ciega, un ser celestial inalcanzable.

Todo es hipótesis alrededor de Dios o los dioses. Dios es una idea, la representación de
sí mismo que se traduce por los seres humanos como metáfora e imágenes mentales y
artísticas de gran variedad y significación.

Personal o no personal, los panteones divinos coinciden en muchos atributos para este ser o seres
espirituales tan veleidosos a la mente humana: son eternos, omnipotentes, omniscientes, incorpóreos,
salvadores, infinitos, la causa de todo, la verdad absoluta, sin aspecto externo, benevolentes... Es
curioso cuantas cosas se dicen de dios y los dioses y qué poco sabemos de ellos. Lo
divino quiere misterio para seguir siendo divino.

Es tal su perfección que si nos paramos a pensar muchos de los atributos divinos entran en contradicción
unos con otros, caundo no son, simple y literalmente, paradojas irresolubles para la conciencia o
cognición humana. De ahí que solo la fe resuelva cualquier duda: o crees o no crees. La disyuntiva parece
de fácil solución, pero...

No obstante, ese choque contradictorio plantea así de sopetón un problema mayor de alta disquisición
filosófica o teológica: si Dios es perfecto, bueno y todo lo puede, ¿por qué existe el mal en el
mundo? Los creyentes más acérrimos en cualquier dios o diosa contestan que la clave está en la libertad
o libre albedrío: el ser humano elige su camino... hacia Dios o el sufrimiento indecible y eterno. Parece
una respuesta insatisfactoria, pero si tienes fe no precisas de prueba alguna para creer en tu Dios
particular. Las apariencias vienen a indicar que conciliar fe religiosa y razón científica es todo un reto
metafísico condenado al fracaso total.

Un dato irrefutable es que el sincretismo es la nota predominante en el complejo universo cultural de los
dioses. La mayoría de las religiones se basa en otras religiones, que a su vez copian o imitan a otras
religiones, que a su vez... Todos los cultos, panteones divinos y religiones están contaminados de otras
religiones, panteones divinos y cultos.

Dicho de otra forma, es muy probable que muchas religiones adoren al mismo Dios que se ha ido
transformando a los gustos culturales de otros pueblos o civilizaciones. Dios tiene muchos nombres,
cierto es, sin embargo tal vez muchos dioses sean el mismo Dios dicho de otra manera y adaptado a la
idiosincrasia de otros o nuevos modos de pensar.

Dejamos una pregunta inquietante en el aire: ¿los demonios, diablos o seres malignos son
también entes divinos, creadores del Universo, omnipotentes y perfectos que explican
la lucha eterna entre el Bien y el Mal?

Otros interrogantes que penetran las entrañas mismas: ¿está decidida ya la batalla entre el Mal y el Bien?
¿Son de la misma entidad y poder Bien y Mal? ¿El Bien derrotará al Mal en el Final de los Tiempos? ¿Por
qué? Si tienes fe en tu Dios la respuesta es obvia y si eres ateo, ¿qué pasa entonces? ¿Es compatible
ser ateo y persona buena y moral? ¿Los ateos podrán acceder a la dicha eterna?

¡Atrévete a responder!

Dios se dice de mil maneras

Los nombres de Dios son numerosos. Cada cultura y lengua los pronuncia de modo diferente. Así a
vuelapluma te ofrecemos algunos ejemplos.

EL

Era el padre de todos los dioses para los cananeos. Se representaba con la fuerza indómita de un
toro.

ACHAMÁN

Sol, cielo y dios para los guanches canarios. Creó a los hombres y las mujeres con agua y tierra. Y les dio
ganado para que pudieran ganarse la vida.

En una segunda hornada volvió a hacer mujeres y hombres con un moldeado similar, pero no les facilitó
ganado ni otros medios de subsistencia.

¿Cabe entender esta disparidad de riqueza como una justificación de las
desiguladades y las clases sociales?

ANU

Rey de dioses para los sumerios.

Anu era el Cielo y su esposa Ki, la Tierra. Un modo peculiar de enlazar lo sobrenatural con la realidad
cotidiana y lo masculino con lo femenino. No hay creación posible sin mujeres y hombres.

AHURA MAZDA

Entidad suprema para el zoroastrismo del Imperio Persa.

Hangra Mainyu era la antítesis o anti-dios, lo opuesto, el mal absoluto.

Hombres y mujeres escogen con sus actos entre una y otra deidad.

ZEUS

Padre de los dioses y de los seres humanos en la Antigua Grecia.

Enérgico, la luz y el rayo fulminante. Además, era recolector de nubes.

ALÁ

La deidad suprema para los musulmanes.
El Único, creador del Universo y omnipotente.

ODÍN

Representaba la sabiduría, la guerra y la muerte en la mitología nórdica.

También es temido por su locura y violencia intempestiva.

AMATERASU OKAMI

Diosa amable y compasiva para el sintoísmo japonés.

Todos los emperadores son de su mismo linaje.

OMETÉOTL

Diosa dual de la mitología mexica o azteca.

Incorpora en un solo ente lo femenino y lo masculino. Es lo que impregna, está o habita en todas las
cosas.

AVALOKITESHVARA

En el budismo tibetano es el que mira hacia abajo.

Su rasgo más característico es la compasión.

ASSUR

Ser infinito de Asiria.

También dios de la guerra. Su avatar más representado es como árbol, aunque su imagen múltiple
comprende todo el mundo vegetal.

AYYAVAZHI

Gurú, amo, padre y dios venerado en algunas zonas del sur de la India.

ATÓN

En el Antiguo Egipto era el Todo, lo Completo.

Se representaba como disco solar.

BRAHMA

Figura tanto en el panteón divino del hinduismo como del budismo.

Su significado primero es sinónimo de evolución y desarrollo, de búsqueda de la verdad.

Es un dios dinámico, creador del Universo, sabio hasta la máxima excelencia.

YHWH

El dios ancestral del judaísmo. Impronunciable.

Es mero concepto: lo incognoscible, lo que existe, lo que hay que encontrar.

Yo soy yo: la tautología divina por antonomasia.

CAO DAI

Es el Gran Señor que escucha para el cadoismo vietnamita.

Su figura se representa mediante un ojo dentro de un triángulo.

Es una religión sincrética con “profetas” muy dispares y heterogéneos, entre otros, el cristiano Jesús, el
islámico Mahoma, el comunista Lenin y el dramaturgo Shakespeare.

HUIRACOCHA

Para los incas, fuente de la vida y la violencia, el hacedor del mundo, del Sol y de la Luna

Un ser invisble y abstracto con una paradoja sorprendente: llamado el que Siempre Fue... nació en el lago
Titicaca.

ELOHIM

Dios primitivo de Israel.

Su etimología nos lleva a la palabra escuchar.

Cuando se dice Elohim en hebreo, ¿hablamos de dios o de dioses?, ¿en singular excluyente o en plural
abierto?

VISHNU

Dios del hinduismo y del vaisvalismo.

Pura bondad en combate permanente contra el mal y sus demonios.

KRISHNA

Para el hinduismo es el principal avatar del concepto “dios”.

Remite a lo oscuro. Azote de los viciosos y protector a ultranza de la virtud.

SHIVA

El que sabe escuchar con respeto y atención para el hinduísmo y el shivaismo.

MULUNGU

Para los bantúes africanos un ser abstracto creador de lo imposible.

Mulungu es igual a comienzo, permite la rectificación y la vuelta a la senda de lo correcto.

SHANGDI

El más grande en la mitología china ancestral. Así de simple, sintético y rotundo.

TEMÁUKEL

Dios respetado y temido para el pueblo seikman de Chile.

Algo indeterminado o vago: es alguien que está en el cielo, lo que siempre ha existido.

NGAI

Creador del universo, sol y amor para la etnia masái de Kenia.

Nadie sabe donde vive.

BAJA

Todo procede de él. Es eterno, incognoscible e incorruptible.

Lo veneran en la India, fe o culto del bahaismo.

El elenco o plantel de dioses no se acaba aquí. Ni mucho menos. La muestra completa llenaría varios
volúmnes o miles de páginas web.

No obstante, los ejemplos citados avalan que dioses de distintas culturas y épocas históricas comparten
muchos atributos similares. Los seres humanos piensan en dioses muy parecidos aunque sus nombres
difieran mucho. A pesar de las diferencias intrínsecas de culturas, pueblos y civilizaciones da la sensación
de que el hecho o fenómeno religioso echa raíces en los hombres y las mujeres de una forma bastante
similar aunque sus contextos existenciales y vitales sean diametralmente opuestos. Por algo será, si bien
el por qué de ello todavía está en discusión.

Razón, fe y creer a medias

Estas son las principales posturas ante la religión:

Teísmo

Los teístas creen en un Ser Supremo o Superior creador indiscutible del Unieverso.

Deísmo

Las personas deístas creen en un dios o principio creador del Todo pero no comparten lo que las
religiones o sectas dicen de él.

Para ellos y ellas, Dios no se comunica ni se manifiesta bajo ninguna forma divina o o
impresión sensorial a los seres humanos.

Agnosticismo

Sostienen los agnósticos que es de todo punto imposible saber nada acerca de la existencia o no de Dios.

Consideran que la existencia de Dios es dudosa o indemostrable.

Ateísmo

No creen en la existencia de nigún dios o ser divino.

Mantienen que los dioses son producidos por la imaginación y las necesidades vitales de
los seres humanos.

¿Cuántas mitologías divinas han existido o están vigentes todavía en el
mundo?

El repertorio es amplísimo y casi inabarcable.

En esta web vamos a centrarnos en las siguientes civilizaciones o culturas:

• Fenicia
• Pueblos celtas
• India
• China
• Egipto
• Asiria
• Babilonia
• Imperio Persa
• Pueblos esquimales
• Japón
• Mundo eslavo
• Pueblos nórdicos
• Sumeria
• Grecia
• Roma
• Imperio Maya
• Imperio Azteca
• Imperio Inca
• África
• Oceanía

¿Cómo surgieron los pensamientos religiosos?

Hay teorías para dar y tomar sin que ninguna aporte conclusiones definitivas. ¿Por qué creemos en
dioses? ¿Para qué sirven las religiones?

Los expertos en la materia han estudiado el fenómeno religioso desde todos los aspectos, perspectivas y
vertientes posibles, principalmente desde la psicología, la sociología y la antropología.

Se infiere que el hecho religioso tuvo su nacimiento, siquiera sea de modo muy rudimentario, en el
lejanísmo Paleolítico. También se considera que religión y lenguaje están estrechamente relacionados.
Por expresarlo de otra manera, sin lenguaje no hay religión.

Los primeros pensamientos de índole religiosa se denominan animistas y parece ser que brotaron entre los
seres humanos prehistóricos hace 250.000 años.

Los dioses, fantasmas, demonios, espíritus o entidades divinas tienen alrededor de
15.000 años de trayectoria hasta nuestros días.

Parece que la autoconciencia de un yo individual y concreto es condición imprescindible para el
surgimiento del pensamientos de carácter más o menos religioso.

Otro aspecto de enorme relevancia es la pregunta sobre el sentido de la vida. ¿Qué sentido tiene
vivir? ¿Vivir para qué? La mayoría de las religiones responde a esta pregunta, cada cual a su
manera, afirmando que vivir con rectitud y moralmente nos asegura el paraíso eterno, sea esto lo que
fuere. La angustia de vivir se contrarresta con el premio de una vida plena y feliz una vez muertos.

El abismo existencial y el miedo a lo desconocido es otro aspecto importante para la aparición de
interrogantes acerca de la vida terrenal. Los dioses son asideros que nos marcan el camino adecuado para
salir o sortear las zozobras del devenir cotidiano. Son faros que iluminan las zonas de sombra
de la existencia humana.

En un sentido más práctico, las creencias religiosas aportan normas y leyes que permiten una convivencia
dentro de parámetros morales y éticos aceptados por todos. De esta forma, todos y todas saben a qué
atenerse y el rebelde que se salta la norma por egoísmo o por motivos de muy diversa
índole puede ser censurado o neutralizado por la inmensa mayoría de sus congéneres.

Los mitos a través de narrativas divinas rellenan lo que no se sabe a ciencia cierta. Está demostrado que el
cerebro humano crea ideas y hechos fabulados para hacer comprensible historias incompletas. A la mente
humana le horroriza el vacío, lo que desconoce por ignorancia simple y llanamente se lo inventa. Una
historia coherente pero falsa es siempre mucho mejor que un cuento bonito pero
incompleto.

Tampoco cabe duda alguna de que las creencias compartidas son buenas para la cohesión social y para
sentir que se pertenece a un grupo que participa en armonía de idénticos mitos, cultos o pensamientos.
Los conflictos sociales se resuelven mejor con una creencia compartida de modo
generalizado.

Por definición, el futuro es el vasto territorio que todos desconocemos. Adivinar el futuro y
anticiparse a sus efectos, nocivos o benefactores, forman parte indisoluble del ser
humano. En tiempos remotos, cuando solo éramos recolectores, agricultores y/o ganaderos, la
climatología era un factor decisivo en la vida cotidiana. Sobrevivir dependía de que lloviese o no. Esta
angustia vital por conocer lo que será se traspasó a otros campos de la vida diaria, el dolor y la
enfermedad por ejemplo. Así pudieron nacer los magos, adivinos, brujas, curanderos, chamanes, arúspices
y oficios similares. Esos “profesionales” presagiaban lo que sucedería si hacías esto o aquello para
solicitar el favor de los dioses o calmar su terrible furia divina.

Se puede suponer, además, que el más allá sea un concepto o pensamiento que pudo
emerger de la mente humana al observar la inmensidad del cosmos. De ahí, tal vez, el
culto racional a los muertos. La muerte era un viaje más allá de la conciencia para el que había que
prepararse con disciplina y dedicación tanto realizando buenas obras en la vida como haciendo acopio de
viandas para una travesía de la que se desconocía su duración y su recorrido concreto. Todo era virtual,
todo era suposición, todo era incertidumebre, por eso mejor seducir o aplacar la cólera de los dioses antes
que correr el riesgo de condenarse o arder eternamente.

El animismo transfomaba en sagrados objetos domésticos de uso habitual, animales, árboles, montañas,
ríos... Todo elemento era susceptible de convertirse en espíritu animado con poderes sobrenaturales que
intervenía en la vida cotidiana de las gentes pretéritas.

Con esos espíritus se podía departir mediante viajes oníricos o entrando en trance. Los sueños y las
alucinaciones explicaban el mundo real de manera más o menos convincente.

Un itinerario posible o factible para el nacimiento de la devoción a entidades divinas bien podría ser
este: la vida no tiene sentido, creo en algo para vivir, vivo en sociedad y comparto las mismas creencias
o mitos, las creencias sociales se transforman en ritual por repetición de gestos y actos y lo ritual, por
último, deviene liturgia codificada. Ya tenemos dioses y ya tenemos religion formal, jerarquizada o no.
La luz de los dioses acaba con las zonas ocultas y tenebrosas del alma mortificada por la ansiedad
existencial de cada día.

Llama la atención, no obstante, que aunque los dioses representan el Bien y lo Bueno, muchos de ellos se
manifiesten a través de la cólera, la furia y la ira, llegando incluso a matar a sus adeptos. Esa violencia
divina, aseguran los que tienen fe, son pruebas necesarias para alcanzar la gloria celestial.

Las religiones provocan en los creyentes efectos sedantes, otorgan seguridad vital y calman la angustia
existencial. Tampoco es desdeñable, algo que nunca hay que olvidar, que los dioses sirven como
mecanismos preciosos de control social para mantener el orden establecido a rajatabla.

Los dioses y las deidades ejercen un poder colosal en la mente humana. Así lo
demuestra la Histiria.

Las principales religiones del mundo

Profesan la religión cristiana unas 2.400 millones de personas, sean o no practicantes.
Forman parte oficialmente del islamismo alrededor de 1.900 millones de mujeres y
hombres, 1.200 millones son hinduistas y más de 500 millones budistas.

En total, más de 6.000 millones de personas pertenecen a alguna de las cuatro grandes religiones antes
citadas.

Según diferentes estudios demoscópicos, el 70 por ciento de la población mundial es
teísta (creen en algún dios o entidad divina), el 20 por ciento son agnósticos o deístas y
uno de cada 10 individuos se define o considera ateo.

Tengas fe o no la tengas, esta es tu web para saberlo todo sobre Dios, dioses, diosas o seres divinos.

Como dejara dicho de manera magistral el poeta Horacio, siglo I antes de nuestra era, “Dimidum facti, qui
copit, habet: sapere aude, incipe”, lo que en román paladino viene a significar “Quien ha comenzado, ya
ha hecho la mitad; atrévete a saber o pensar, empieza.”

El gran Horacio también predicaba la reflexión (“beatus ille”) y el goce de la vida aquí y ahora (“carpe
diem”).

Pues no se diga más, ¡sapere aude!, ¡atrévete a saber!

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